Conejos

Los conejos fueron introducidos a Nueva Zelanda a principios de 1800 para el juego y el comercio de pieles y carne. Rápidamente se convirtieron en una plaga grave, especialmente en áreas secas.

Los conejos son una plaga ya que dañan irreparablemente los cultivos y las plantaciones. También compiten con el stock para el pastoreo, ponen en peligro la cubierta vegetal, aumentan la erosión del suelo y destruyen los huertos. De siete a diez conejos comen tanta hierba como una oveja.

Si los conejos no se controlan, la población puede alcanzar números extraordinariamente altos y puede causar daños devastadores. Una coneja hembra puede producir más de 30 crías al año.

Depende del propietario controlar las poblaciones de conejos, y pueden ser cazados y controlados, en cualquier lugar, en cualquier momento, de manera legal o humana.